viernes, 30 de octubre de 2009
REFORMA POLÍTICA: un corralito
Después del 28 de junio, los Kirchner pudieron a duras penas impedir las deserciones políticas de gobernadores e intendentes. Con la reforma política, los candidatos deberán ser electos a través de una interna abierta, simultánea, con elevados requisitos de votantes. Por caso, la primaria presidencial de un partido o de una alianza debería recoger no menos de medio millón de votos. Naturalmente, la interna beneficia a los grandes aparatos políticos. El primer propósito del kirchnerismo es obligar a las facciones peronistas de los gobiernos provinciales o municipales a quedarse dentro del redil oficialista. Si los Duhalde, Solá o Reutemann quisieran saltar el cerco, tendrán que conformar un aparato propio. La reforma también impediría a los gobernadores reelegirse por fuera de su partido “original”, o sea el PJ kirchnerista. El corralito afectaría, en este caso, a los Urtubey, Capitanich o Reutemann, que se han insinuado para suceder a los K.
Con la reforma, el gobierno también arrojó una piedra al río revuelto de la oposición. Por un lado beneficia a la UCR, el único aparato opositor que cumpliría cómodamente con el piso de votantes exigidos en las primarias. Pero, al mismo tiempo, enfrenta a los radicales con sus aliados menores (Carrió), sin los cuales no podrían aspirar a derrotar el peronismo. La reforma también empuja a Cobos a regresar a la UCR, lo que el vicepresidente ya anunció. Desde ahí, trataría de negociar con De Narváez o Macri en la segunda vuelta. Nadie cree que ganará la primera vuelta; según los sondeos sacarían alrededor del 30%.
Los opositores resolvieron no concurrir al acto de lanzamiento de la “reforma”. Pero el desplante no va a quitarle el sueño a los Kirchner; la UCR está negociando con el gobierno la letra chica de la nueva ley. Por su parte, el sojero Binner ya anunció el apoyo del bloque socialista al engendro oficial.
El tiro ¿por la culata?
El resurgido Duhalde anunció que va por un millón y medio de afiliaciones para su “Confederación peronista bonaerense”. Ello le permitiría postularse a presidente por cuerda separada o, alternativamente, disputarle a Kirchner la “primaria” dentro del PJ oficial. Pero dos de los caciques del conurbano, Pereyra (Varela) y Mussi (Berazategui), acaban de presentar otra “reforma”, en este caso a la ley bonaerense de municipios, para que las elecciones comunales puedan separarse de las provinciales o nacionales. Así, los intendentes ganarían libertad para negociar sus apoyos, en las primarias o en la general, a uno u otro candidato.
Se vuelve a dar el distanciamiento entre los intendentes y el matrimonio que se reflejó en las urnas el 28 de junio.
Por su parte, Moyano ha conchabado a Pérsico y D’Elía para su “movimiento peronista”, con el que aspira a terciar en la disputa por la caja social del Estado y su participación en la interna del PJ.
El corralito de la reforma podría terminar agravando el desbande oficial.
Proscripción
La reforma también apunta a proscribir la presentación electoral de los partidos de izquierda.
En las pasadas elecciones de junio, el Partido Obrero obtuvo votaciones significativas en numerosos distritos, como Salta, Santa Cruz, Catamarca, el cordón industrial de San Lorenzo o Río Negro, pero está lejos del piso que la reforma K exige a nivel nacional. La reforma quiere empujar a los votantes de la izquierda y a los trabajadores dentro del corralito de las alternativas políticas capitalistas.
Tenemos que integrar la denuncia de esta reforma reaccionaria a la agenda integral de lucha contra la crisis capitalista. Defendamos el derecho a la organización política independiente de los trabajadores, para ejercer sin proscripciones la lucha contra el régimen social del tarifazo, el congelamiento salarial, los despidos y la flexibilidad laboral.
Marcelo Ramal
domingo, 18 de octubre de 2009
LOS PIQUETEROS Y LOS CHARLATANES
“¡Qué falta de principios – bramaron los enemigos mortales de los piquetes– diferir un piquete por el fútbol!”.
Rápidos como punguistas decidieron poner en el mismo bote a los asambleístas de Gualeguaychú, que habían votado dejar pasar a los hinchas argentinos que se trasladaran por tierra a Montevideo.
“Dan más valor al fútbol que al agua contaminada”, se indignaron algunos mediáticos K, que no ven la hora de que se acabe el corte de frontera y Botnia siente sus reales en forma definitiva en alianza con la contaminadora Celulosa, ésta en las orillas del Paraná.
Como se puede ver, a la hora de la inmundicia mediática contra los trabajadores y las causas populares, los K y sus opositores reman en la misma dirección.
Sin embargo, cuando los veintidós azules y celestes se entreveraban en el Centenario para mandar al otro al repechaje, los despedidos de Kraft y los luchadores que los acompañan no estaban frente a un televisor clamando por una mano de dios.
Estaban frente al Ministerio para asegurarse que las reuniones de los funcionarios, la patronal y los delegados no se apartaran del reclamo de la reintegración incondicional de todos los despedidos –delegados, activistas y trabajadores.
A los charlatanes que ofician mal de periodistas, los obreros en lucha los han obligado a tragarse sus groserías.
PACTO DAR-KRAFT-TOMADA PARA DERROTAR LA LUCHA
Los cinco delegados impedidos de entrar desde hace más de 50 días a la planta han sido reinstalados en sus puestos de trabajo por la Justicia.
El giro judicial se produjo como resultado de una presentación del Ministerio de Trabajo. El gobierno nacional jugó fuerte para imponer este punto, mientras seguía empeñado en desconocer la condición de delegados de los compañeros que ejercen esa función en la planta, con el argumento de que se les había vencido el mandato, y mantenía sin resolver la reincorporación de los 162 activistas. Los evidentes esfuerzos de los K y los Moyano-Daer para descomprimir el conflicto y sacarlo de la calle se hacen con la expectativa de descabezar o neutralizar a la Comisión Interna. En los últimos días, Daer no se ha cansado de repetir que la función sindical en Kraft había quedado en manos de la dirección del sindicato, a partir del vencimiento del mandato de la interna. La patronal pretende un paquete final, entero, que incluya una cláusula de paz social por 60 días y el fin del conflicto, firmada por todo el cuerpo de delegados.
Mientras tanto, los despedidos aún siguen siendo 142, esto entre los primeros indemnizados y los 72 despedidos finales, aunque se ha dejado trascender que podrían haber más readmisiones. Los cinco delegados repuestos y el total de la Comisión Interna legal de planta, conformada por diez compañeros, son desconocidos como tales por parte de la patronal, la burocracia y el Estado, debido al vencimiento de sus mandatos el pasado viernes 9 de octubre. Esta caducidad objetiva, como consecuencia de la imposibilidad de celebrar elecciones en las condiciones de conflicto, normalmente se resuelve con una prórroga de mandatos. Daer se ha negado por completo a otorgarla y se ha declarado la “única representación sindical en la planta hasta una nueva elección”, que él mismo tiene que convocar.
El Ministerio, que también podría prorrogar los mandatos por su cuenta, no lo hace y se empeña, por el contrario, en controlar que los compañeros no retomen su función gremial sino que se incorporen a “sus puestos de trabajo”. La policía, en tanto, se retira de la planta al mismo ritmo que las tropas norteamericanas de Irak.
No han podido doblegar la lucha
Las concesiones obtenidas en esta lucha han sido arrancadas por los piquetes y marchas heroicas de los compañeros y las organizaciones solidarias, modificando continuamente los escenarios de la huelga. El gobierno ha operado frente a la huelga desde un cuadro de debilidad, lo mismo la patronal, lo cual está relacionado con las divergencias de todo tipo que se manifiestan en la burguesía y en los aparatos del Estado, desde el acuerdo con el FMI, la ley de medios, la no cerrada querella sojera y agraria y, por sobre todo, los giros de la crisis mundial. Tomada creyó que podía irse a Estados Unidos, mientras habilitaba a la patronal a producir los despidos, pero después quedó claro que los K no tenían resto para sostener la apuesta, ni cuando se jugaron a la represión de los piquetes. Es claro que la participación de la Fuba le dio al conflicto una resonancia que va más allá de las fuerzas que se movilizaron en la práctica, pero que trajeron a la memoria la crisis desatada cuando la Fuba, hace dos años, desafió con movilizaciones callejeras a la camarilla profesoral de la Universidad. Moyano fracasó en su reclamo de dejar las calles y atenuar las críticas a la CGT y al Sindicato de la Alimentación a cambio de su apoyo verbal a los trabajadores. El resultado provisorio es una situación contradictoria de concesiones en los despidos y una continua tentativa para despedir a los activistas y privar de sus derechos a la organización obrera de la planta. También ha jugado un papel fundamental la resistencia interior en la planta. Una resistencia a las horas extras, a los aprietes de los jefes, al nuevo código de trabajo, a los nuevos tiempos de producción, a los nuevos tiempos para ir al baño, a la violación de las categorías o los actos de protesta contra la patronal –como las ovaciones recibidas por algunos delegados cuando ingresaron al comedor– por parte de sus compañeros. Ni hablar de la asamblea de más de cien compañeros en la puerta al entrar el último de los delegados, todos síntomas de un límite infranqueable para las pretensiones de la patronal.
El plan B de Daer, Moyano y K
Más allá del planteo de dejar en la Justicia la decisión sobre las reincorporaciones y despidos, y más allá de la pretensión de paz social, la política de Daer y de la patronal, de cercenar la actividad sindical de los delegados, lleva a un mayor conflicto. El Plan B ante el fracaso del plan de represalias y represión no tiene mayor viabilidad que el que tuvo el A. Esto explica los ajetreos de la burocracia de la CGT para arrancar algún acuerdo con la interna o con un sector de ella con relación al futuro.
Daer, con 140 activistas en la calle, con la planta regimentada por los supervisores y la policía, con sus “congresales” actuando como sindicato libremente en planta, pretende armar en el momento oportuno “su” Comisión Interna. Por eso, viola toda la tradición en los sindicatos argentinos, que establece la prórroga automática de mandatos cuando la convocatoria a elecciones de un cuerpo de delegados se demora por razones de fuerza mayor, en este caso una gran lucha. Pero la ambición supera a Daer y a su mentor Moyano. La lucha de Kraft ha abierto una crisis en la CGT, porque al cuestionamiento de la UTA por el Subte se suma el cuestionamiento de los burócratas cegetistas por una gran planta industrial. La tanda Daer-Moyano, con el socorro de algunos asesores de K, como el secretísimo Zannini, pretenden recuperar un control, exactamente en el momento en que se desarrolla una rebelión entre franjas crecientes de jóvenes trabajadores contra la burocracia sindical. En paralelo a la burocracia, Kraft pretende (y necesita) imponer sus planes internacionales de ajuste bajo la presión de la bancarrota capitalista mundial. Moyano es parte integral de ese tejido.La reincorporación de los despedidos y la prórroga del mandato de la Comisión Interna son los puntos irrenunciables. Se ha votado implementar un petitorio masivo, de toda la fábrica, para respaldar el reclamo al sindicato y al Ministerio de que reconozcan a la Interna y los delegados y reincorporar a todos los despedidos pendientes. Se ha votado también otra gran marcha a Plaza de Mayo para el jueves 15. No hay lugar para la burocracia sindical en Kraft, existe todo el espacio para la organización obrera representativa e independiente a lo largo y ancho de la planta.
A la CGT y a la CTA (¡la otra gran ‘ausente’ de la lucha, pero presente en todos los circos oficialistas!) les reclamamos el paro general por la victoria de las obreras y obreros de Kraft, y del Subte, Mahle, Paraná Metal, el aumento del mínimo no imponible, la reanudación de las paritarias, la prohibición de despidos y suspensiones, y un plan de obras públicas (bajo control obrero) para que trabajen todos los desocupados.
Néstor Pitrola
jueves, 8 de octubre de 2009
MUJERES QUE LUCHAN
Los micros que están llegando a Tucumán traen la fuerza de una gran lucha.
Vienen las obreras de Terrabusi Kraft, que están batallando por su organización obrera y su condición laboral.
Llegan las mujeres piqueteras, que enfrentan en los barrios dos flagelos: el del hambre y el de los punteros oficiales.
Con ellas, estarán las compañeras que desafían a las mafias capitalistas de la trata de personas.
Y las madres de los pibes asesinados por el gatillo fácil.
¿Quién las va recibir en Tucumán?
Nada menos que las compañeras enfermeras, médicas, trabajadoras de la salud.
Ellas se han jugado a fondo contra el derrumbe de sus salarios, de sus condiciones de trabajo y de sus hospitales.
Al pie del micro, estará también el movimiento de lucha contra otro régimen de impunidad y negociados. El que se cobró la vida de Paulina Lebbos y tantas otras jóvenes.
El movimiento de la mujer se ha forjado en la lucha contra la violencia de los capitalistas en las fábricas; de los explotadores sexuales; de los opresores del clero, del Estado y de sus aparatos de represión.
La etapa que se abre vendrá signada por luchas cada vez más extendidas y resueltas.
De cara a la crisis capitalista, la receta del gobierno y sus opositores no difiere: mayor presión patronal contra los convenios, mayores despidos, más carestía y tarifazos; liquidación de los presupuestos sanitarios y educativos.
La mujer es el eslabón más débil de esa escalada contra los explotados.
La respuesta está en Kraft, en los hospitales tucumanos. En todas las luchas que se abren camino desde abajo. Ese gran movimiento exige una orientación independiente del Estado, del capital y sus partidos, de las burocracias del clero y de los sindicatos.
Compañeras, ¡adelante!
martes, 6 de octubre de 2009
LA VOZ DE LAS FÁBRICAS
¿Dónde quedó el gobierno “enfrentado a los monopolios”? Actuando por cuenta y orden de la jefatura general de monopolios, o sea, de la Embajada yanqui.
La planta de la ex Terrabusi fue convertida en un campo de concentración, donde decenas de trabajadores fueron apaleados y privados, incluso, de su derecho a la defensa.
A fuerza de palos, Terrabusi volvió a trabajar. Pero Moyano-Daer, Aníbal Fernández y la Unión Industrial no tienen nada que festejar.
Es que la lucha de Kraft los desnudó de cabo a rabo.
Mostró que los “sindicalistas” oficiales sólo sirven para lucrar con medicamentos truchos. De la clase obrera, los separa un abismo.
Deschavó a un gobierno que, en su caída libre, sólo aspira a salvarse siguiendo el libreto de los usureros de la deuda o los monopolios que reclaman tarifazos.
¿Qué decir, finalmente, de los Lozano o Solanas, entretenidos en arreglos parlamentarios con el mismo gobierno que reprimía en Pacheco?
En oposición a todos ellos, la lucha de Kraft puso en las calles a una generación de jóvenes obreros, de estudiantes, de desocupados.
“Vayan a estudiar”, ladró la jauría de C5N. “No hay porvenir para nosotros en el país de los despidos”, le sacudió el presidente de la Fuba a todos ellos.
Pero la voz de la calle, que se hizo sentir por Kraft, llegó para quedarse. Así lo exigen los nuevos tarifazos, que el gobierno se empeña en aplicar. Y la distancia cada vez mayor entre los salarios y la carestía.
Por sobre todas las cosas, la lucha que ha ganado las fábricas, facultades, calles, rutas y autopistas exige que pongamos en pie una alternativa propia de los trabajadores.
XXIV ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES
MILES PARA ORGANIZARNOS Y ENFRENTAR LA CRISIS
El 10, 11 y 12 de octubre se realizará en Tucumán el XXIV Encuentro Nacional de Mujeres. Los encuentros son una gran oportunidad porque miles de mujeres nos concentramos desde experiencias de diversas luchas libradas en todo el país. Las patronales, el gobierno kirchnerista y la oposición parlamentaria han puesto en pie un plan de guerra contra las mujeres, la juventud y los trabajadores. Entre ellos los enfrentamientos transcurren en la disputa de la rapiña de los fondos del estado, la discusión de los ritmos con los que se aplican los planes de ajuste y las relaciones con el imperialismo. Entre los planes de gobierno de kirchneristas y opositores no figuran los reclamos más sentidos de las masas. Las mujeres trabajadoras, amas de casa, estudiantes, vemos crecer la desocupación, el hambre, la depredación del medio ambiente, la privatización de la salud. Sufrimos la profundización de la violencia contra las mujeres, el aumento de la esclavitud sexual y laboral, los despidos y la precarización laboral. Las miles de mujeres que concurriremos al Encuentro debemos discutir la profundización del camino de lucha para enfrentar estas consecuencias.
Las Comisiones de Mujeres de las fábricas que despiden o cierran han sido y son un factor fundamental para lograr el triunfo de los trabajadores en lucha. Ellas simbolizan la unidad familiar en la lucha, desde los puestos de trabajo o desde el lugar de compañera de un trabajador atacado. Las Comisiones de mujeres enfrentan a la opresión de las mujeres dentro de la familia que promueven el estado y la iglesia.
La unidad de las mujeres en los barrios se pone de pie para enfrentar la inseguridad que viene desde arriba, la violencia doméstica, la trata, las violaciones, el narcotráfico y el negocio de la prostitución.
La organización de la mujer en los lugares de trabajo y los barrios por la salud: para evitar las muertes por aborto clandestino, reclamando su legalidad, luchando por anticonceptivos gratuitos en hospitales y salas, por educación sexual en las escuelas para enfrentar el oscurantismo criminal de la iglesia y sus promotores, y para disminuir los embarazos no deseados que llevan a abortar.
El Encuentro es una nueva oportunidad de coordinar una acción a nivel nacional por el programa de las mujeres.
Miles nos encontraremos a reafirmar la lucha antigolpista de las mujeres en lucha, a reafirmar un carril antimperialista del movimiento de mujeres en la comprensión de que el reforzamiento de las políticas derechistas en toda América Latina, significan un golpe aún mayor para las mujeres pobres y trabajadoras del continente. Miles de mujeres movilizadas en el Encuentro debemos ponernos de pie junto a las mujeres hondureñas para enfrentar el golpe proimperialista y sumándonos a la convocatoria de un gran Congreso Internacional de organizaciones populares. Desde el Plenario de Trabajadoras estamos empeñadas en la puesta en pie de un gran movimiento de mujeres independiente de los gobiernos de turno, el estado, la iglesia y el imperialismo, y el Encuentro es una oportunidad de organizarnos para caminar en este sentido.
viernes, 3 de abril de 2009
LOS CANDIDATOS DEL DENGUE
La epidemia de dengue ha desplazado a la mayor parte de los temas de la agenda de la crisis nacional.
El ‘dengue' Capitanich y la ministra Ocaña descargan las responsabilidades en la ‘ruta' de la enfermedad: Bolivia, Jujuy y cuesta abajo.
Una verdadera patraña.
No es un problema de ‘rutas' sino de régimen social.
Es una manifestación del régimen social que defienden los K, los De Narváez, Macri y Solá, al igual que los Carrió, Reutemann, Stolbizer o Binner.
O, ¿por qué no? que defienden los Sabatella, los Ibarra, los Heller o Solanas, que ni en las más audaces de sus propuestas cuestionan el presente régimen social.
Es que todos ellos, con sus diferencias y contradicciones, son los candidatos del capital; los candidatos que ya han gobernado en el pasado bajo distintas formas: menemistas, frepasistas, radicales o aliancistas y ‘socialistas'.
La epidemia se ha instalado en forma crónica en Argentina porque encuentra su cultivo en las aguas estancadas de la miseria social.
En un régimen social de sojeros y especuladores financieros e inmobiliarios no pueden florecer la vivienda digna y accesible, que opere como barrera natural del dengue, ni los salarios y las condiciones de trabajo, de salud y educación que creen las condiciones de un desarrollo humano robusto.
¡De nada sirvieron las denuncias hasta el cansancio de las miserias en El Impenetrable chaqueño y en el conjunto de esa provincia, por la simple razón de que una decidida acción contra esas miserias, incluso en un lugar aislado y distante, exige una acción decidida contra este régimen social!
¿Alguien puede suponer que estos graves golpes contra nuestro pueblo encontrarán alguna solución, precisamente ahora, cuando la bancarrota capitalista pone como primera prioridad para los gobernantes el rescate o salvataje de banqueros, patronales, latifundios y monopolios?
Si la catástrofe del dengue ha reaparecido luego de cinco años de demagogia nacional y popular y de ‘explosión' sojera, ¿qué nos deparan ahora los políticos capitalistas cuando a la orden del día está el socorro para ellos mismos y la destrucción del empleo y los salarios?
Las cosas no pueden ser más claras.
Abajo las mentiras de los candidatos del capital.
Promovamos una gran lucha anticapitalista para defender el trabajo y los salarios, y para conquistar de este modo el derecho a la vivienda, a la educación y a la salud.
Elecciones adelantadas: Quién es quién y qué buscan
Las previsiones sobre "el día después" de las elecciones se han convertido en el deporte preferido de politólogos y economistas. La mayoría vaticina poco menos que el Apocalipsis para el 1º de julio. Sin embargo, cualquiera se da cuenta de que la crisis no pretende regalar una tregua de noventa días. El adelantamiento de las elecciones es, precisamente, una maniobra para distraer la atención sobre el derrumbe económico en curso. La fuga de capitales, en marzo, fue de más de 1.000 millones de dólares. También se acentúa la escalada de suspensiones y despidos y el congelamiento de salarios, lo que, de paso, pone de manifiesto el monumental fracaso de los planes oficiales de reactivación del consumo. Un régimen en cesación de pagos tiene limitados recursos para rescatar a la economía capitalista del colapso. La recaudación de impuestos, en moneda constante, está cayendo, mientras el gobierno se financia postergando los pagos a los proveedores y contratistas, o recurriendo a los fondos depositados por entidades públicas - todo lo contrario de ‘una política de estímulo'. Para aventar un default de la deuda pública recurre a canjes de títulos a tasas de interés usurarias.
En resumen, la campaña electoral es rehén del colapso económico; para los trabajadores, la lucha contra las suspensiones y despidos será todavía más una prioridad absoluta. Ni siquiera se puede esperar un alivio de la publicitada reunión del G-20 en Londres, cuyo fracaso parece asegurado. El descomunal endeudamiento que desarrolla el gobierno de Obama dejará sin capacidad de financiamiento al resto de los Estados capitalistas o desembocará en una inflación que llevará a la crisis al sistema monetario internacional. Los K depositan una expectativa inusitada en la comercialización de la cosecha de soja, a partir de mediados de abril, pero los sojeros han advertido que seguirán reteniendo el grano y los monopolios exportadores ‘retacean' la venta de divisas -todos a la espera de una devaluación mucho mayor. A la luz de esto, las elecciones adelantadas deben servir para delinear la configuración de fuerzas con que la burguesía se propone enfrentar la crisis de aquí en más, incluyendo un recambio de gobierno.
El que gana gobierna, el que pierde acompaña
El acuerdo entre De Narváez, Solá y Macri se presenta como el principal bloque alternativo al kirchnerismo. Desde el punto de vista político, significa la tentativa de encaminar la crisis política a través de una interna del peronismo. Muchos intendentes del conurbano ya se han adelantado a este desarrollo mediante el copamiento de las listas de este llamado "peronismo disidente". O sea que ponen los huevos en las dos canastas y, en cualquiera de los casos, se aseguran la continuidad de su propia gestión. Es incuestionable que el aparato bonaerense del justicialismo está marcando la salida política a los figurones y no al revés -demostrando al mismo tiempo que tienen un instinto más agudo cuando se trata de la defensa del orden existente. La alianza Solá-De Narváez ha salido a la disputa del aparato pejotista que desde 2003 había sido colonizado por el kirchnerismo. Los gobernadores kirchneristas y los disidentes como Schiaretti y Reutemann definirán sus lealtades de acuerdo con el resultado de la interna peronista que se juega principalmente en Buenos Aires. En Santa Fe, Reutemann rechazó la extorsión de los kirchneristas que querían una lista compartida, armó una lista propia y salió a disputarles la representación electoral del peronismo. En definitiva, el régimen político vuelve a buscar la salida a la crisis a través del aparato peronista, con el agregado de la neo-derecha macrista. Los árbitros de la contienda nacional, se crea o no, van a ser los Othacehé, los Ishii o los ‘Cacho' Alvarez.
Los K se han anticipado en declarar que prefieren enfrentar a este tándem peronista disidente a tener que hacerlo contra Stolbizer y la UCR, porque de ese modo polarizarían la elección entre un centro-derecha y el progresismo - que ellos estarían representando (con la ayuda semántica de los profesionales agrupados en Carta Abierta). Esto, sin embargo, es la mitad de la verdad. La otra cara del asunto es que una victoria del dúo ‘disidente', o una suerte de empate, le daría al kirchnerismo la posibilidad de negociar, después de las elecciones, una especie de gobierno compartido con la ‘disidencia'. Esto es precisamente lo que vio enseguida Stolbizer cuando anunció que no se sumaría al acuerdo De Narváez-Solá. De Narváez, propietario de campos y socio de la Rural en el gran negociado del predio ferial de Palermo, se diferencia de la oposición sojera de la Carrió, Buzzi o De Angeli, y ya ha advertido que era necesario cuidar la recaudación fiscal, con la que se paga la deuda pública, a la hora de discutir una rebaja a las retenciones a la exportación de cereales. También, a diferencia de aquellos, dejó en claro que no se oponía al adelantamiento electoral. Detrás de la ‘polarización' que pretenden los K se esconde en realidad una transa para después del 28 de junio y una garantía al gobierno para llegar a esa fecha. La Carta Abierta ya mencionada se verá obligada, en un futuro muy próximo a grandes malabarismos de lenguaje para justificar toda esta trapisonda.
Colectoras
De cara a esta caracterización de conjunto, las listas de centroizquierda no son más que colectoras del enfrentamiento principal: tributan, simultáneamente, a todos los bloques capitalistas que se disputan el desenlace de la crisis. Martín Sabatella, cabeza de las candidaturas "progresistas" en Buenos Aires, es un kirchnerista declarado. Ha cerrado filas con Yasky y Ceballos. Le crítica a K que "se apoya en el aparato del PJ", o sea que Sabatella se ofrece como una rueda auxiliar para el caso de que fracase la política de una alianza de los K y la alternativa de una salida pactada con los ‘disidentes'. Al mismo tiempo -y con un oportunismo propio del conurbano-, intenta reclutar para su lista a De Gennaro, un aliado de Buzzi y de la sojera Federación Agraria. Lozano está dispuesto a apoyar a Sabatella en Provincia si éste, con reciprocidad, apoya a Proyecto Sur en la Capital. Pero Sabatella quiere un frente antimacrista con Ibarra y Heller. El centroizquierdismo está sumido en la más completa confusión política. El otro candidato del "espacio", Pino Solanas, firmó hace dos meses un acuerdo político con Luis Juez -un hombre de los sojeros y de Iveco-, lo cual anticipa que el centroizquierdismo mediterráneo volverá a inscribirse en las listas del juecismo. La conclusión es que el centroizquierda no aspira siquiera a funcionar como una alternativa independiente en el proceso electoral o en la crisis misma, sino que se reconoce como un apéndice de la interna peronista.
Los planteos del centroizquierda del tipo ‘redistribución de la riqueza' o ‘segmentación de las retenciones' son de la más baja demagogia, pues ni siquiera rozan los desafíos que plantea la bancarrota capitalista internacional. Para las grandes masas no existe la menor expectativa de salida sin un ataque decisivo a los monopolios capitalistas y a los bancos, como punto de partida para proceder a una reorganización social en su conjunto. La reciente declaración de Lozano en el sentido de que una devaluación brusca sería preferible a la que desarrolla el gobierno (Crítica, 29/3), muestra el tamaño de la impostura centroizquierdista
Una campaña electoral socialista
El escenario que precede a la campaña electoral demuestra que la crisis capitalista acentúa al grado más extremo la lucha política. Es que el fiel de todo el régimen social, que en períodos normales se mueve en torno de factores muy diversos, en la bancarrota depende por entero del desenlace político. La lucha política gana más que nunca, en la crisis, su condición de forma concentrada de la lucha de clases. Es necesario para ello, sin embargo, desarrollar en los trabajadores la comprensión de esta situación. En ausencia de una intervención política propia de los explotados, la crisis se manifiesta a través de los realineamientos políticos de la clase capitalista y de la pequeña burguesía para asumir desde el Estado la tarea del rescate del capital.
Esta caracterización nos lleva a las siguientes conclusiones.
Primero, la lucha electoral debe estar subordinada, mucho más que en el pasado, a la lucha de las masas para enfrentar a la crisis capitalista. La tribuna electoral debe desplazarse a los lugares de trabajo, y en todo lugar en que se levante debe servir para estimular la acción directa en defensa del derecho al trabajo y al salario. Es necesario denunciar el adelantamiento electoral como una operación de distracción y de apaciguamiento.
Segundo, es necesario denunciar la tendencia a dirimir la crisis por medio de la interna peronista, o sea por medio de un salida arbitrada por el aparato de los punteros peronistas. El griterío "progresista" de los K no debe silenciar la tendencia común al pacto de gobernabilidad con el bloque ‘disidente-macrista', que tiene como principal base operacional al aparato del peronismo bonaerense.
En tercer lugar, es necesario asignar un lugar especial a la tentativa de recrear un Frepaso residual, a través de las diferentes alianzas centroizquierdistas. Mostrar que son ruedas auxiliares de la interna peronista y que su programa es una burla política de cara a la magnitud histórica de la crisis capitalista.
En este marco, la reivindicación "que la crisis la paguen los capitalistas" -que une a nivel obrero y popular a diferentes sectores- debe dar lugar a una expresión organizada de lucha y a una expresión política propia. O sea, a una coalición anti-capitalista, cuya tarea fundamental es mostrar que está planteada una lucha de conjunto contra la dominación y la explotación capitalistas.
Marcelo Ramal
Por una coalición anticapitalista
La tarea más elemental de una fuerza revolucionaria es esforzarse por unir a los trabajadores y a los explotados en general para luchar por sus reivindicaciones más apremiantes. El eje de este empeño, en el momento actual, es desarrollar la reivindicación de que la crisis capitalista la paguen los capitalistas. Este planteo expresa dos ideas fundamentales: 1) la defensa del trabajo y de los salarios; 2) las nacionalizaciones sin indemnizaciones y el control obrero que permitan asegurar, en las condiciones sociales concretas actuales, la garantía del trabajo y de las remuneraciones de los trabajadores. La bancarrota internacional del capitalismo ha concentrado las aspiraciones principales de las masas en un contexto de lucha contra el capitalismo, o sea en un contexto anticapitalista. No es por casualidad que todos los días aparezcan expresiones gráficas o mediáticas y manifestaciones tanto individuales como colectivas que denuncian al capitalismo como organización social. Son las primeras tentativas de formación de una subjetividad o conciencia diferentes a las del pasado. La expresión más notoria de este cambio tiene lugar en los países más desarrollados, esto porque es allí donde el pasaje de la euforia capitalista a la bancarrota capitalista ha asumido la forma más brusca.
El desarrollo de esta nueva expresividad popular se manifiesta también en Argentina. El 24 de marzo pasado, cuando se rememoraban 33 años del golpe de la dictadura asesina, la reivindicación que presidió la marcha estuvo referida a la crisis capitalista y a que la paguen los capitalistas (las únicas expresiones disidentes fueron el MST y el PCR, que no admitían alusiones que pudieran afectar a los patrones de la soja). En otro plano, el Plenario Obrero que se está desarrollando en Córdoba, para luchar por la prohibición de los despidos y las suspensiones -tiene el mismo carácter, o sea de un agrupamiento que reclama el reparto de las horas de trabajo y el ajuste de los salarios por inflación-, dos reivindicaciones anticapitalistas. Ambas plantean imponer la lógica de las necesidades de los trabajadores, en oposición a la discrecionalidad del capital y de las patronales para manejar las fuerzas productivas. También en Jujuy hay un bloque de numerosas organizaciones sociales y políticas, en el cual participa el Partido Obrero, con planteos anticapitalistas. La posición anticapitalista se distingue de la socialista en que defiende las viejas reivindicaciones de las masas en un contexto de derrumbe capitalista y que no vacila en hacerlo por medio de todos los métodos de movilización a su alcance, pero no plantea una estrategia de transformación social por medios revolucionarios, ni prepara sistemáticamente las condiciones de esa revolución a través de la teoría y de la práctica, y por medio de la propaganda, la agitación y la organización. Una coalición anticapitalista es un frente único de lucha por las reivindicaciones elementales de los explotados en un contexto de derrumbe del capitalismo y, por lo tanto, de transición política y social.
Plantear el desarrollo de una coalición anticapitalista es, en primer lugar, desarrollar la conciencia del cambio de las condiciones de la lucha que plantea el derrumbe del capitalismo. La bancarrota del capital obliga a sacudir la rutina y a plantear las viejas necesidades en una nueva perspectiva, o sea a desarrollar nuevas propuestas y plantear nuevas posibilidades.
Una campaña electoral, como la que ya tenemos en curso, debe servir para desarrollar la tendencia anticapitalista que plantea la nueva situación histórica y la de las propias masas. La unificación de las luchas con una perspectiva anticapitalista les da a esas luchas una fisonomía política. En donde más se manifiesta la necesidad de desarrollar una coalición anticapitalista es en todos aquellos focos de reagrupamiento como el Subte, la oposición de Foetra, la Fuba, los centros secundarios y la docencia universitaria, la oposición combativa de Suteba y los innumerables movimientos de oposición y de lucha docentes en las provincias, y los agrupamientos que se desarrollan en papeleros, en metalúrgicos, en los mecánicos (en particular de Córdoba). Es en este terreno que se ganará con toda certeza contra la tentativa de la centroizquierda sojera de llevar a los obreros industriales de las regiones agrarias al remolque de la patronal rural.
Comencemos por lo más sencillo: solicitar opiniones, propuestas y organizar reuniones para darle forma a la iniciativa. Las páginas de Prensa Obrera se abren para que discutamos las posibilidades de una coalición anticapitalista.
Jorge Altamira
lunes, 30 de marzo de 2009
EL DENGUE LOS RETRATA
Hace un par de semanas advertimos, desde estas páginas, que el dengue causaría más daño, en Tartagal, que los deslizamientos de tierras.
Ahora se ha convertido en epidemia en el Chaco.
Dos provincias gobernadas por los K -y por los más ‘jóvenes' de ellos, o sea por los más arribistas.
Pero también dos provincias sojeras, donde el avance de la frontera del cultivo ha llegado más lejos, junto a Santiago y Formosa.
Dos provincias donde la deforestación para sojizar ha sido implacable, así como el uso de productos tóxicos en la actividad agraria.
Dos provincias donde la pobreza ha crecido en forma paralela a la sojización.
El mecenazgo ‘cultural' de Capitanich ya no será suficiente para encubrir el carácter depredador de la gestión de los recursos humanos.
La reaparición del dengue desmiente para siempre la identificación del oficialismo con la "redistribución de los ingresos" o la pretensión de que en el interior se manifiesta la calidad de la gestión de gobierno que las grandes ciudades le niegan a los K.
En las vísperas de la convalidación del adelantamiento de las elecciones por parte del Senado, el estallido del dengue en el Chaco debe ser una bandera para condenar al oficialismo patronal y a la oposición patronal con igual fuerza.
Traza una delimitación objetiva para los trabajadores: la necesidad de luchar contra el capitalismo, la necesidad de una reapropiación humana de la naturaleza y de la vida, o sea de la sociedad.
Por eso llamamos a formar una coalición anticapitalista de lucha - una coalición de combate al capital.
Es el horizonte que trazamos para todos los movimientos que emergen en la clase obrera, en la juventud, en las organizaciones de la mujer y en los barrios, en oposición a la burocracia sindical al servicio de los patrones y del Estado, y en oposición a los que, para defender al capitalismo, fabrican la miseria social al por mayor.
No queremos Coaliciones Cívicas ni Transversales sino de clase; una Coalición para la lucha, una unidad para la acción.
Obama ya conversa con los Kirchner
Clarín del miércoles cuenta una infidencia: la que le transmitió Alberto Fernández, el ex jefe de Gabinete, de sus conversaciones ("a solas") con el secretario de Obama, Tom Shannon. En síntesis, que el gobierno de Obama "opina que cualquier inestabilidad en la región sería altamente perjudicial en medio de la crisis global". El norteamericano "no hizo alusión a ningún problema específico... pero fue obvio -deduce Clarín-, que le inquieta el pleito con el campo y el clima general de confrontación e intolerancia entre el gobierno y la oposición". Lo que resulta más obvio todavía, pero esto no es el tema del relato de Clarín, es que la misma advertencia le hizo llegar la Embajada norteamericana a la oposición.
Es claro que los yanquis saben perfectamente bien que en Argentina se desarrolla una crisis política imparable y por eso le reclaman al gobierno que se acomode a su desenlace, o sea que contemple un acuerdo con la oposición. Es claro que condiciona a ese arreglo cualquier socorro financiero que tenga que venir del Norte o del FMI. Reclama -también según la infidencia que recogió Clarín-, que Argentina esté "‘más' alineada con Brasil, Chile y Uruguay y ‘no tan' ligada a la Venezuela de Hugo Chávez". Los norteamericanos, en realidad, están preocupados por ellos mismos, porque un derrape financiero y político de Argentina afectaría al sur de América Latina y acentuaría aun más el desequilibrio económico internacional. En la crisis del '30, las devaluaciones latinoamericanas fueron el golpe final que instauró la depresión internacional.
Crece la fuga de capitales
El adelantamiento de las elecciones, sin embargo, no presagia el comienzo de un apaciguamiento político. El Episcopado acaba de mentar a ‘la inseguridad' y ‘el conflicto con el campo' como amenazas a la "paz social". Sin embargo, las tendencias a un arreglo trabajan por debajo de la superficie. De un lado, el gobierno está apresurando la devaluación del peso en las vísperas de la comercialización de la cosecha de soja. El ‘campo' corre el riesgo de que la comercialización de la cosecha frene la devaluación de la moneda y, para evitarlo, la patronal media y pequeña deberían proceder a un gigantesco acaparamiento del grano, para lo cual no reúnen condiciones financieras. Del otro, Macri y de Narváez acaban de darle el codazo a la CC y a la UCR, con el apartamiento de Solá de la cabeza de la lista del PJ disidente en la provincia de Buenos Aires y con la decisión, que parece ya tomada, de que Michetti confronte con Carrió en la Capital. A tres bandas, la elección de finales de junio ayudaría a disimular el retroceso o la derrota del gobierno. Pero todo esto está muy lejos de ser una estrategia, porque sus posibilidades de prosperar están condicionadas a peripecias fuera de su control, a saber: una bancarrota mundial que es cada vez más virulenta. Una ‘victoria' oficial contra el lock-out agrario no se transformaría en una ‘redistribución progresiva del ingreso' sino en un reforzamiento de la concentración de los capitales que operan en el campo. Los K insisten en que el mundo advierte la necesidad de volver al activismo estatal, pero a ellos ni se les ocurre nacionalizar a los pulpos comercializadores de cereales para absorber la renta del comercio exterior y formar un fondo de capital que solvente una transformación social en el campo.
Precisamente en este punto, la información bancaria dice que ha vuelto a crecer la fuga de capitales, a razón de casi 1.500 millones de dólares al mes, y que el Banco Central disimula la pérdida de reservas mediante préstamos temporales que recibe del Banco de Basilea. Peor aún, el gobierno tiene empantanado un canje de bonos para postergar el pago de la deuda externa, lo cual podría reabrir la posibilidad de un ‘defol'.
El fin de la restauración pseudo-cesarista
Después de la debacle de 2001, la burguesía se empeñó en restaurar la autoridad del Estado, que en el caso de Kirchner tomó la forma de un gobierno semi-personal, con el apoyo de la burocracia sindical, del aparato mafioso del peronismo bonaerense y la progresía criolla; aunque obligado a transar, en circunstancias de crisis, con el parlamento o las provincias. Es claro que esa tentativa restauracionista se encuentra ahora en entredicho: el país tiene el espacio público copado por las movilizaciones de todas las clases sociales - en mayor medida aún que en las vísperas del Argentinazo de 2001- , y el gobierno es hoy rehén de los intendentes del conurbano. Además, es francamente minoritario y ha adelantado las elecciones como una suerte de plebiscito que debería decidir la continuidad de su gestión. Los K adjudican, sin embargo, una tentativa de restauración a sus opositores de la derecha, sin reparar en que crecieron a su sombra, en especial los sojeros, y que en lugar de enfrentarlos con una movilización popular, los potencia al recurrir a la polarización. Pero cualquier tentativa de querer volver a Menem es un despropósito; la oposición patronal está obligada a seguir, corregida, la senda abierta por el kirchnerismo.
La declinación imparable del kirchnerismo no es, como sugieren sus propagandistas, el resultado de una conspiración. Es, simplemente, objetiva, o sea la más eficaz de las conspiraciones. La burguesía argentina y los pequeños burgueses que ofician como sus representantes no tienen el horizonte histórico ni los recursos materiales y políticos para una política de transformación - que la bancarrota mundial hace más acuciante. Esto se ve con toda claridad en su incapacidad para satisfacer los reclamos de los maestros y resignarse, en cambio, a una enorme huelga docente en coincidencia con los cortes de ruta chacro-sojeros. La burocracia de Ctera no tiene más remedio que seguir adelante, siempre a tropiezos, porque teme perder las elecciones de Suteba previstas para mayo. Un Suteba en manos combativas y clasistas es para los K una pesadilla que sobrepasa cualquiera que pudiera provocar la Mesa de Enlace.
En el escenario de la disgregación del gobierno, la oposición patronal lleva de lejos la delantera a la oposición que se referencia en la clase obrera. Es necesario aprovechar la crisis social y política para superar esta situación. Los plumíferos del oficialismo le reclaman a la izquierda un ‘apoyo crítico' contra la derecha, o sea que no tenga una posición independiente, pero en ese caso tendría el terreno libre para hacer lo que ha hecho hasta ahora y lo que hicieron otros antes de él: acabar pactando con la derecha para destruir otra vez el surgimiento de una clase obrera políticamente poderosa.
Jorge Altamira
viernes, 13 de marzo de 2009
¿A QUIÉN SIRVE EL CONGRESO?
Es cierto que el precio del poroto ha caído, pero incluso así es alto en términos históricos.
Los obreros rurales, mientras tanto, siguen siendo los peor explotados del país, en negro, y sus hijos los más pobres de Argentina.
Pero el Congreso no está buscando organizar una sesión especial para atender al trabajador rural, sino al capitalista agrario.
No para prohibir los despidos, sino para llevar al país a una devaluación ruinosa.
La rebaja de las retenciones a la soja tampoco le va a dar una solución duradera al chacarero, sea pequeño o mediano, porque el negocio agrario está manejado por pulpos financieros que esquilman a los que se encuentran en la parte inferior de la escalera.
¿Por qué no se movilizan, entonces, por la nacionalización de los monopolios del comercio exterior, que se quedan con la mayor parte del excedente, o de los bancos, que les cobran tasas usureras, o de los de los agroquímicos, que se abusan con el precio de sus productos?
Porque en ese caso tendrían que aliarse con los trabajadores.
Creen que aliados a los terratenientes y fideicomisos agrarios les quedará una parte de las retenciones, si se eliminan.
Se equivocan; la crisis mundial se los llevará puestos, y sus tierras o maquinarias terminarán en las manos de los grandes grupos económicos.
Ningún trabajador puede secundar esta causa que va contra la clase obrera y que está condenada al fracaso.
¿Y los K?
Para neutralizar al Congreso que se ha ido convirtiendo en opositor, quiere reunir un Consejo Económico y Social bajo la batuta de la Unión Industrial y de la burocracia sindical, que vienen pidiendo a gritos la mega-devaluación de la moneda y se han puesto de acuerdo para liquidar sin fecha las paritarias.
Del Congreso guate-mala, al kirchnerismo guate-peor.
Denunciamos por igual al Congreso y al gobierno; a la patria sojera de la oposición y a la patria contratista del oficialismo.
La cuestión central es defender el trabajo contra el capital -sea industrial, comercial, agrario o financiero.
Que se prohíban los despidos y suspensiones.
Que se repartan las horas de trabajo disponibles sin afectar el salario.
Por la nacionalización de la banca, de la gran industria, del capital terrateniente y de los pulpos exportadores para posibilitar un plan de reactivación y de reconstrucción económica al servicio de los que viven de su trabajo.
La (in)utilidad del Congreso
Aunque pueda sonar ‘amargo', la noticia de la semana no fue la renuncia de Riquelme a la selección nacional, sino las declaraciones de Montoya, el recaudador bonaerense, a principios de semana al diario Crítica. Cuando el periodista le pregunta si "ya notan la crisis en la recaudación", el sabueso le contesta: "Sí, mucho. En realidad, nosotros ya venimos notando esto hace tiempo y por eso estuvimos alertas, a diferencia de lo que se decía... de que esto no nos iba a golpear tanto". Más adelante completa: "Yo diría que la actividad económica en general debe haber caído alrededor de un 10% en enero y febrero". Montoya no sólo ilustra una crisis industrial en toda la línea, sino que no repara en denunciar al gobierno al cual sirve por su completa miopía frente a la crisis mundial. Los datos que ofrecen las cámaras empresarias y los institutos de estadísticas coinciden en que el derrumbe de la producción en las industrias principales alcanza a porcentajes espectaculares -del orden del 60 al 80 por ciento.
Las declaraciones de Montoya importan, por sobre todo, porque desmienten a la cofradía de charlatanes que ha venido asegurando que, en 2009, Argentina estaría protegida contra una cesación de pagos, como si el ‘defol' fuera un asunto contable y no la consecuencia del derrumbe económico. No importan los recursos que haya acumulado el gobierno si, por un lado, la recaudación fiscal se derrumba y, por el otro, la salida de capitales, liquida la posición financiera. Por más ‘liquidez' que se le atribuya a los bancos, nunca superará la salida de depósitos en una ‘corrida'.
Sin embargo, ni el gobierno ni la oposición parlamentaria ofrecen una salida, ni siquiera lo intentan. El propio Montoya, cuyo destino político parece emigrar de las filas de Scioli a las de Solá, tampoco es capaz de ofrecer una. A requisito del periodista, balbucea un improbable torniquete contra la evasión fiscal -la promesa más violada en Argentina y el mundo entero. El gobierno está saqueando las arcas de la Anses para financiar el rescate de pulpos capitalistas que ya han decidido anular cualquier tipo de inversiones, y que seguramente utilizarán la mayor parte del dinero oficial para fugar capitales al exterior. O aplica un tarifazo descomunal que sólo puede derivar en un aumento de la caja de las empresas de servicios y en una salida de capitales vía el pago de su deuda privada. Ámbito ha venido informando de una salida de mil millones de dólares al mes en enero-febrero, mientras el Cronista destaca alegremente que "ganan peso en el mercado local los instrumentos para fugar capitales".
La idea fija del kirchnerismo es que si evita la cesación de pagos llega a octubre y salva la ropa. Por eso nacionalizó las AFJP y ahora se dedica a canjear bonos de la deuda a vencer por otros a plazos mayores. Estos canjes representan un enorme negociado para los capitales financieros; por un lado porque se rescatan títulos desvalorizados a precios superiores y, por el otro, porque se ofrecen tasas de interés superiores a los bonos que están en vigencia. Ante los rumores del canje, los bonos han comenzado a subir con fuerza e incluso su compra fue recomendada por los principales fondos internacionales (en medio de la crisis financiera). Los K quieren huir de la crisis acentuando el endeudamiento del Estado y la hipoteca nacional. Lo que pretende proteger a Argentina de una cesación de pagos, golpea el proceso industrial porque eleva aún más la carga financiera sobre la producción, y golpea la capacidad fiscal del Estado porque afecta a la recaudación. La cesación de pagos que se pretende superar con los canjes usureros reaparece a través del derrumbe impositivo.
¿Y la oposición patronal? Esta oposición se divierte en el Congreso jugando a la audiencia pública o a la sesión especial que derogaría las retenciones a la soja, cuando en realidad está simplemente conspirando a favor de una corrida bancaria y cambiaria. El llamado peronismo disidente ya ha advertido que una reducción significativa de las retenciones provocaría una crisis fiscal, por lo cual se supone que aportará a la sesión oficial solamente para mostrar que el oficialismo ha perdido el Congreso, pero no para votar la propuesta. El ‘disidente' Javier González Fraga (ex Citibank y ex K) propone que los sojeros reciban de vuelta las retenciones en bonos del Estado -lo cual ya sido rechazado sin miramientos por los eventuales beneficiarios. El frente sojero quiere resolver sus intereses a través del Congreso, pero a la luz de estas divisiones si va por lana saldrá esquilado.
La actividad sojera es esencialmente un proceso financiero, o sea que está financiado desde el inicio al cierre por capitales dedicados a la especulación con las materias primas. Los exportadores, acopiadores y bancos se financian, a su vez, en el mercado internacional, y lo mismo ocurre con los proveedores de insumos, que financian al sojero y refinancian ese préstamo en el exterior. El derrumbe del campo es por eso, antes que nada, la consecuencia del desplome financiero mundial; la propia caída de los precios internacionales ha obedecido, más que a una caída de la demanda mundial, a una especulación a la baja en los mercados de materias primas. La crisis agraria no tiene salida con la eliminación de las retenciones, simplemente porque no alcanza para pagar deudas y volver a financiar el proceso productivo, en especial para el capital chacarero, que es el más dependiente financieramente. Como se plantea para el conjunto del país, el agro tiene que ser reorganizado sobre nuevas bases sociales. Los llamados chacareros harán el aprendizaje de esta realidad a su propio costo - claro que antes pretenden hacérselo pagar al conjunto de los obreros del país, con una devaluación, y a los trabajadores rurales.
Un capítulo especial son los manejes de Lozano y De Gennaro con Buzzi, o sea con la Mesa de Enlace. Lozano vuelve a repetir su planteo a favor de la "segmentación impositiva", incluidas las retenciones, en beneficio del ‘pequeño productor', mientras su aliado de la Federación Agraria empuja el corte de rutas para liquidarlas del todo con sus aliados de la Mesa de Enlace. De otra parte hay que decir que no es cierto que la ‘segmentación' es "encuadrable (sic) en una perspectiva popular" (Lozano, diario Crítica, 1/3), pues incluso Techint ha pedido un tratamiento impositivo especial para las pymes, con el conocimiento de que se quedará con los beneficios que se les den, a través de los contratos de precios que firman con la gran industria. Ahora que la UIA está reclamando la generalización de los subsidios del Estado para el pago de los salarios de los trabajadores que sean suspendidos por las patronales, quizá se le ocurra a Moyano la segmentación del aporte entre la industria grande y la menor. La salida a esta crisis, caro Lozano, no se encuentra dentro del capitalismo sino fuera.
Chau paritarias
Es una fantasía la afirmación de que las paritarias han sido suspendidas hasta junio: a la luz de la profundización de la crisis, no volverán a reunirse más. La burocracia sindical ha liquidado, en un abrir y cerrar de ojos, una de las principales conquistas del movimiento obrero después de 2001, aunque los trabajadores reales y concretos nunca hayan podido participar de las paritarias por el veto de la burocracia sindical. La cuestión es muy simple: si no es el momento de discutir salarios porque hay que salvar empleos, a partir de junio ya no habrá siquiera empleos para salvar.
La importancia de los convenios colectivos y de las paritarias es mayor en el comienzo de una crisis industrial que en un período de prosperidad, precisamente porque es un foro para discutir la defensa del trabajo y para oponer a los planteos de cesantías, suspensiones y reducciones de salarios de las patronales un plan de reorganización de la industria en función de la preservación de los empleos. Claro que semejante debate no puede prosperar, en última instancia, tomando a cada actividad por separado. Los sindicatos deberían concertarse para hacer un planteo común; pero es precisamente lo que ha hecho la CGT ahora, aunque al revés: se ha concertado para suspender sin fecha las paritarias.
La burocracia sindical cree que con esta política se preserva a sí misma, pero esto tampoco es seguro. Con el gobierno K debilitado, no puede seguir metiendo la mano en las distintas cajas del Estado como ocurría hasta ahora. Ya hay una pelea en curso con Graciela Ocaña por las obras sociales y el sistema de salud, y otra con Tomada por el fallo de la Corte que habilita la elección de delegados sindicales con independencia del sindicato oficial. Al final, Moyano and co. acabarán buscando refugio con el peronismo ‘disidente' u otra yerba parecida, como en 2001/2 lo hizo con Rodríguez Saá.
Acumulando bosta
La tropa K viene insistiendo para que su jefe encabece la lista bonaerense en octubre, que debería incluir a casi todo el gabinete. El problema es que semejante ómnibus podría ser interpretado por la opinión pública como un abandono anticipado del gobierno más que como un intento de recuperarlo por medio de una elección popular. Para el caso, K tendrá que colectar toda la bosta acumulada en las intendencias del conurbano para que, según predica el filósofo D'Elía, pueda amasar un ladrillo. Las encuestas para el oficialismo se encogen cada vez más, y para octubre podrían haberse esfumado. Es que el destino político del gobierno no depende de la alquimia electoral sino de la (in)capacidad para domar la crisis mundial. Lo mismo vale para la oposición patronal, aunque bajo formas diferentes, pues la crisis puede dar por el traste con los distintos frentes que está tejiendo.
El Congreso, por su lado, quiere erigirse en el árbitro nacional de la crisis y de la salida a los enfrentamientos que ella provoca. Pero esta parlamentarización pone en evidencia la disgregación del régimen político en vigencia, para nada la emergencia de uno nuevo. El Congreso no atiende ni pretende atender un solo problema popular; está enteramente focalizado en servir de vocero a los sojeros. Para neutralizar esta operación, el gobierno quiere armar un Consejo Económico y Social, dominado por la patronal y la burocracia sindical devaluacionista, que además se han puesto de acuerdo para liquidar las paritarias; o sea que mete al zorro en el gallinero. Ni el Congreso ni el nonato Consejo tienen en la agenda una salida de conjunto, de protección para los trabajadores y de los que se encuentran sin empleo. Ambos, el Congreso y el Consejo, son instituciones patronales hasta sus médulas. Por eso fracasarán en el empeño de convertirse en árbitros (mucho antes el Consejo que el Congreso). La denuncia de la función patronal y anti-obrera del Congreso y la previsión de su fracaso deben ser toda una tarea de propaganda y de agitación especial y empecinada por parte de los socialistas y de los revolucionarios. La oposición patronal amasa con bosta aún más que el oficialismo, como lo demuestran las cooptaciones recíprocas de ex funcionarios de De la Rúa y Cavallo y de ex funcionarios de Menem, Duhalde y Kirchner (los Carrió, Morales, Bullrich, Solá, De Narváez).
No cabe duda que la crisis capitalista ha dejado de ser un fenómeno económico y que se despliega en crisis políticas mayores en diferentes países, incluso en movilizaciones populares. Nuestra obligación es militar para que la clase obrera encuentre el camino para oponerse a la tentativa de descargar la crisis del capital sobre sus espaldas y a defender sus conquistas, para lograr, por medio de esta lucha, que emerja como el sujeto político alternativo al Estado capitalista.
Jorge Altamira
lunes, 9 de marzo de 2009
HAY QUE NACIONALIZAR LA GRAN INDUSTRIA
En todo el mundo, los trabajadores están pagando la crisis capitalista con un alto precio de despidos y pérdidas de empleo, de salarios y vivienda.
Dos millones de despidos hubo en Estados Unidos entre diciembre y febrero; en Brasil, 600 mil en enero; en Italia, también 600 mil pasaron al seguro al parado desde principios de año; en España la tasa de desocupación (oficial) llegó a un catastrófico 16 por ciento.
Los gobiernos capitalistas se esfuerzan por rescatar a banqueros y a industriales, al costo de billones de dólares de dinero fiscal, pero los trabajadores son cubiertos por el seguro de empleo apenas durante algunas semanas.
En nuestro país, los despidos están diezmando a los trabajadores con contratos precarios o en negro y las suspensiones y las reducciones de jornada laboral y salarios a los efectivos.
Sin embargo, la industria automotriz de Córdoba ya ha dicho que deberá prescindir de la mitad de su personal, lo que tendría un efecto devastador en la industria de autopartes, donde diez mil metalúrgicos perderán el empleo en las próximas semanas.
Lo mismo ha anunciado la industria petrolera, obligando a los obreros de las constructoras de sus yacimientos a cortar las rutas en el norte y en el sur.
Curtidores y frigoríficos, dos industrias que manufacturan materia prima típicamente nacional, están a la cabeza en los despidos.
Los planes oficiales para comprar autos, bicicletas, heladeras o computadoras no han resuelto nada; solamente han servido para beneficiar a algunas concesionarias y bancos intermediarios.
La CGT no ha encontrado mejor salida que autorizar la postergación de las paritarias, ‘comprando' de este modo el argumento ‘neo-liberal' de que los aumentos de salarios agravan el desempleo.
La clase capitalista -fundamentalmente la gran industria-, los terratenientes y los banqueros, tiene una responsabilidad fundamental en el estallido del desempleo masivo, porque de ella depende la inversión y la contratación de la fuerza de trabajo.
Si la organización social que le permite al capitalista enriquecerse a costa de los trabajadores no es capaz de operar en forma normal, significa que se ha agotado.
Si el capitalista no es capaz de enderezar a la sociedad que usufructúa, quiere decir que no tiene las condiciones mínimas para reclamar un status dirigente.
Los trabajadores no pueden aceptar esta paralización, porque les va su vida y las de sus familias.
Lo mismo ocurre con los trabajadores independientes o con los pequeños productores.
El despido masivo significa también el abandono y el desgaste del activo industrial y productivo que fuera construido por medio de la explotación prolongada de millones de trabajadores.
Hay una salida: para defender el trabajo y la industria, el poder público debe proceder a su nacionalización, así como a la nacionalización de los bancos y del gran capital agrario y comercial.
No para rescatar ni compensar a los grandes capitalistas, sino para poner en marcha una serie integral de medidas reactivadoras que movilice todo el proceso productivo.
¿O el país tiene, acaso, sus necesidades completamente satisfechas?
El capital cierra las puertas de las fábricas cuando las necesidades y las carencias son mayores que nunca, desde las elementales como la alimentación, la vivienda y la salud, hasta las estratégicas y productivas, como la reorganización ferroviaria, la industrialización del campo y la informatización de la industria, el desarrollo de la infraestructura física o de la energía, o la exploración petrolera.
En oposición al despilfarro de la plata de la Anses para socorrer a negocios capitalistas que no tienen futuro con la crisis; en lugar de nacionalizaciones truchas para rescatar el capital de los accionistas y pagar las deudas de empresas y bancos vaciados; en oposición, en definitiva, al salvataje sin salvación del capital, reivindiquemos la nacionalización, sin compensación, de la gran industria, la banca, el capital terrateniente y los monopolios comerciales y de servicios para reorganizar al país sobre nuevas bases sociales, o sea bajo la dirección de los trabajadores.
Esperando la cosecha
En la primera reunión con la Mesa de Enlace, la patria sojera se llevó unos 1.300 millones de pesos anuales en concesiones; en la del martes pasado, con la irrupción de la Presidenta, otros 500 millones de pesos. Para dos martes no está nada mal, en especial cuando se tiene en cuenta que para los trabajadores no hay otra cosa que suspensiones, despidos y rebajas salariales.
Lo de la soja dicen que no se tocó, en todo caso en forma oficial. Pero con seis u ocho millones de toneladas retenidos desde la cosecha pasada, la crisis en torno a las retenciones para la soja no puede durar mucho más. Los sojeros quieren vender y cobrar, y el gobierno necesita recaudar los impuestos. Al final, los bravucones K han terminado negociando bajo extorsión.
Algún lector podría pensar que la extorsión fue al revés, porque durante el fin de semana se meneó la instalación de una suerte de Junta Nacional de Granos que compraría las cosechas y luego las vendería en los mercados interno e internacional. Los K estaban extorsionando a los sojeros para que vendieran la mercadería retenida, decían los diarios sojeros del domingo. Página/12, con la incorregible tendencia de los progresistas a festejar por anticipado, anunciaba el retorno a los días de gloria del General y el mazazo contundente a la tentativa de la Restauración Conservadora. Los sojeros dispararon con una solicitada de retruque, que incluso firmaron los ‘chacareros' de la Federación Agraria, que toda la vida han pedido una Junta. El diputado Lozano declaró por anticipado que si el proyecto no tenía trampas, él apoyaba con todo.
Pero la lectura, de entrada, debió haber sido distinta; a saber, que el gobierno estaba dispuesto a terminar para siempre con el sistema de retenciones, ya que no tiene sentido que se paguen a una Junta estatal. En efecto, el martes de la Presidenta se bajaron las retenciones para la exportación de leche en polvo. Por otro lado, como los precios internacionales están en baja, la Junta no podría operar pagando por debajo del mercado internacional, sino por arriba. Fue precisamente con este método de subsidio (no de retenciones) que el famoso Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (Iapi) dejó una deuda impagable al Banco Central, que contrajo entre 1949 y 1955. Si se mira la página agraria de los diarios se verá que los exportadores están pagando por encima del precio de mercado a los ‘productores', con la finalidad de que les vendan lo retenido y las fábricas no esperen ociosas a la próxima cosecha. Dicho de otro modo: con el asunto de la Junta, el gobierno decía que estaba dispuesto a cobrar menos retenciones o a pagar más por la soja.
Naturalmente, los sojeros y las Bolsas de cereales a término no podían agradecer el regalo -tenían que rechazarlo. Ocurre que el gobierno sin las retenciones está quebrado; o sea que prometía pagar con un dinero que no tiene. El tufillo a maniobra o a incoherencia tapaba los otros olores del campo. Quizá los K pensaban estatizar todo el comercio de granos, como lo había planteado el Partido Obrero durante la ‘crisis del campo'. Al final resultaba que la única reivindicación que se abría paso con la soja era la del partido al que algunos habían apodado ‘ni-ni' (ni con los sojeros de la Mesa ni con los sojeros del gobierno), pero que había visto más lejos que los otros. Si los accionistas del Citibank habían quedado reducidos a poseer nada más que el 26 por ciento del banco, a los sojeros les podía ocurrir algo peor. Pero los K ni en sus peores sueños pensaron en estatizar el comercio agrícola; ni siquiera Horacio Verbitsky, el león herbívoro, que dedicó el amplio espacio del que abusa en Página/12 los domingos, para asegurar que la mentada Junta no sería nunca algo que un capitalista australiano o canadiense no pudiera aceptar.
En consecuencia, el tema de las retenciones de la soja ha quedado en pie y la crisis como siempre. O no. Porque los sojeros ya entendieron que lo de ellos no puede pasar por una derogación o reducción de retenciones, que provocaría ‘ipso facto' un derrumbe fiscal (que igual está en marcha con esas retenciones). Que el asunto pasa por la devaluación del peso, aunque ésta también dependa de condiciones adecuadas. Fue precisamente el mensaje que mandó el Banco Central, precisamente en la semana de las negociaciones, cuando el dólar se fue de 3,56 a 3,65 -un 1,5 por ciento en cinco días hábiles. K y los sojeros han hecho lo que han podido, mientras los hamaca el derrumbe mundial. El gobierno, mediante concesiones crecientes, quiere llegar a abril, cuando la cosecha de soja comience a llegar a los puertos.
Nos pasamos de rosca
La Mesa de Enlace tampoco se fue resignada con los miles de millones de pesos que supo conseguir. Le dijo a la mismísima Presidenta que seguiría conspirando por medio del Congreso, donde pensaba enviar un proyecto de anulación de las retenciones. Aunque los terratenientes y capitalistas agrarios no pagan los impuestos, especialmente el inmobiliario rural, reclaman que las retenciones sean sustituidas por un adicional del impuesto a las ganancias. Con los precios internacionales cayendo, esta propuesta dormirá en la Comisión de Agricultura con la complicidad de todos los bloques.
De cualquier modo, en los días previos al martes de gloria con Cristina, la Mesa armó una "audiencia pública" en el Congreso, que no pasó de una encendida conferencia de prensa. El frente único de los sojeros sin mercado y de los políticos con pocos votos le cambió la perspectiva histórica al filósofo Mariano Grondona, quien en La Nación del domingo imaginó que se podía acabar con los K antes de octubre, mediante una votación sobre la soja en el Congreso. Grondona cometió un desliz de infidencia al poner de manifiesto esta conspiración. Sin embargo, pocos días más tarde, Francisco de Narváez, que tiene más plata que Grondona, estimó que con lo del Congreso "se habían pasado de rosca". Demasiada apuesta -habrá reflexionado el financista que le birló el predio de la Rural al Estado- para tan poca banca. Pero unos por la osadía y los otros por el temor, todos son concientes de que la crisis mundial habrá de sacudir todo el tablero de Argentina. En especial ahora, cuando se hunde el comercio mundial, cae el stock de crédito que financia el intercambio internacional y el flete de Cantón a Buenos Aires ha caído a cero; sí, a ce-ro.
Restauración Conservadora
Los plumíferos que trabajan para el gobierno han decidido ponerle garbo al afán del oficialismo por polarizar la situación política y las elecciones, y es así que han concebido una amenaza siniestra: la Restauración Conservadora de Macri, De Narváez, el salteño Romero y Carrió, que viene a aniquilar a la patria libre, justa y soberana reconquistada por el kirchnerismo. Otros, menos efusivos, como el historiador Galasso, se limitan a señalar la necesidad de no confundir los tantos y apuntar contra el "enemigo principal", que no es otro que la mencionada Restauración Conservadora. Si aceptamos este enfoque, el martes pasado la Presidenta se metió a armar un acuerdo por 500 millones de pesos (más el anterior por 1.300 millones) con el conservadorismo restaurador. Si piensan derrotar con estos métodos al gorilismo redivivo, el Tesoro se va a quedar sin plata antes de llegar a la meta. De paso cañazo, los progres Tumini, Cevallos, Castells, Aníbal Ibarra y hermana quedaron del lado equivocado de la barricada.
Este operativo ‘intelectual' es, sin embargo, más pérfido de lo que parece, porque la Restauración Conservadora es precisamente la que encarna el kirchnerismo. Ya en 2003 - y aún más ahora- , el jefe de la tropilla se jactó de que había devuelto autoridad al Estado, o sea eliminado a las masas de la calle, donde se habían mostrado pertinaces desde mucho antes del levantamiento popular de 2001. Rosa Luxemburgo resumió esta tarea en su frase, antes de caer asesinada: "El orden reina en Berlín" ¡y gobernaba la socialdemocracia! "Hemos devuelto su lugar a la política", decían tirios y troyanos, para aludir al Ejecutivo, el Congreso y la policía, en oposición al ‘aluvión zoológico' de los piqueteros. Se había restaurado a la burocracia sindical y, después de algunas piruetas, a los mismísimos intendentes del conurbano - lo más parecido al Ruggerito conservador de los años '30 y al pejotismo. Las patotas contra el Hospital Francés, contra el Subte o contra los trabajadores del Indec fueron la expresión del la restauración conservadora del oficialismo sindical. En el interior del país, los Blaquier, de Ledesma, o Seabord, del Tabacal, volvieron a reinar a fuerza de guardias blancas, como ‘antes de la crisis'. Los justicieros sociales han gobernado con el método histórico de la oligarquía agraria: la devaluación de la moneda. El bloque parlamentario de los sojeros se ha montado simplemente sobre la tarea iniciada y desarrollada por los K.
En política, el ‘enemigo principal' no es aquel que se gana las palmas de más reaccionario, porque no se trata de un enfrentamiento entre posiciones malas y menos malas, sino el que tiene el poder y goza de la confianza política de los explotadores. La lucha (nos referimos a la socialista) es siempre una lucha contra el poder. No es una lucha entre entelequias. El que ha tenido el poder y ha gozado de la confianza del gran capital es el kirchnerismo; si no el canje de la deuda externa no hubiera obtenido una aceptación del ¡85 por ciento! Naturalmente, la realidad es más complicada, y es así que al lado de los gobiernos constituidos y respaldados por los explotadores, hay situaciones de crisis políticas cuando esos gobiernos tienden a perder el apoyo de conjunto de los explotadores y sus opositores tienden a ganarlo. En Argentina, el kirchnerismo tiende a perder esa confianza pero la oposición no ha creado una alternativa sustitutiva. Declararla el enemigo principal porque está poblada por menemistas o porque reclama un acuerdo con el FMI, es olvidar que en el kirchnerismo son legión los alsogaraístas y que ya están negociando con el FMI, pero por sobre todo es considerar a la lucha política como una lucha contra entelequias y no contra el poder. En una crisis política, si la oposición pasa a conspirar con el apoyo de la gran burguesía, se convierte al mismo tiempo en nuestro enemigo principal, como ocurrió en 1955, '62, '66 y '76, sin que por eso debamos apoyar la línea política del degradado gobierno de turno. Los macaneos metafísicos sobre la Restauración Conservadora y el enemigo principal tienen como único propósito someter a los trabajadores a las directivas del gobierno capitalista de los K, que en este momento está trabajando para asegurar que la paz social no sea perturbada por los despidos, las suspensiones, las reducciones de jornadas y de salarios y de las prestaciones sociales.
Jorge Altamira
martes, 3 de marzo de 2009
LOS TRABAJADORES DAN UNA SALIDA A LA CRISIS
Sigamos el ejemplo del Subte, Indugraf y Massuh
Hasta hace muy poco, el gobierno aseguraba que por medio de "los recursos preventivos de crisis" se podían capear los despidos de trabajadores, con la expectativa de que los planes de obras públicas y los créditos de la Anses a algunos consumos reactivarían en poco tiempo la economía.
Con este argumento la burocracia sindical aceptó los despidos de trabajadores bajo contrato precario, las suspensiones de los de planta permanente y las reducciones de las horas de trabajo y de los salarios.
Se trataba de ‘pasar el verano', hasta -digamos- el 31 de marzo.
Pero la crisis, en lugar de amainar, se ha profundizado y los dineros del Estado se disipan en el bolsillo sin fondo de los capitalistas.
Las exportaciones han caído en picada y con ellas la recaudación de impuestos y los gastos sociales.
En lugar de compensar estos déficits entre los que más tienen, el gobierno impuso un tarifazo del 400 por ciento.
Con la misma finalidad se niega a bajar el precio de la nafta, por la que pagamos mucho más que el precio internacional del petróleo -que se ha derrumbado.
El tarifazo del gas es un hecho.
Los Carrió, los Reutemann y los Binner o Solá tienen otro plan: pedir el socorro del FMI y proceder de inmediato a la mega-devaluación del peso.
Mientras tanto, sus mandantes -los sojeros- siguen acaparando ocho millones de toneladas de la cosecha anterior, a la espera de que el dólar se vaya mucho más arriba de los cuatro pesos.
En estas condiciones, los despidos de trabajadores precarios, las suspensiones y las reducciones de trabajo y salarios no son un paréntesis dentro de la normalidad, sino el primer paso hacia el abismo.
¿Cómo podemos impedir que siga avanzando este plan mentiroso que se escuda en la ‘prevención de la crisis'?
Moyano y Yasky están discutiendo con el gobierno y las patronales la formación de un Consejo Económico y Social para co-gobernar en la crisis.
¿Pero es conveniente algo así para los trabajadores, cuando las patronales y el gobierno quieren el congelamiento de los salarios; las patronales y los sojeros piden la devaluación, y todos ellos se juntan para advertir que no pueden garantizar el derecho al trabajo?
Las patronales y el gobierno son parte del problema, no de la solución.
¿Qué Consejos podemos querer con la clase que ha llevado a esta crisis mundial enorme, como consecuencia de su propia tendencia irrefrenable a arrancar del trabajador el máximo beneficio privado para el capitalista?
Lo que necesitamos es otra cosa: un Congreso de trabajadores, para imponer las medidas que nos puedan sacar de la miseria social y de la destrucción del tejido industrial.
Se puede garantizar el pleno empleo nacionalizando a los bancos, el comercio exterior y la gran industria, para que sirvan a un plan de industrialización e infraestructura; por eso, que se nacionalice cualquier empresa que suspenda, despida o reduzca las horas de trabajo y los salarios.
Lo que acaba de ocurrir con el Subte, donde un plebiscito apabullante ha expulsado a la burocracia; lo que ocurre en Massuh e Indugraf, donde los obreros defienden sus puestos de trabajo y la continuidad industrial contra los patrones: esto demuestra que nuestro camino frente a la bancarrota capitalista pasa por asambleas, elecciones de delegados y un Congreso de trabajadores que asegure nuestro derecho al trabajo por medio de un plan de lucha y un plan para el país sobre otras bases sociales.
Al kirchnerismo no le queda nada
Eso de que abandonan el barco no alcanza para describir el derrumbe del kirchnerismo. Se le escapan los aliados por derecha y por izquierda. Los Ibarra, Tumini o Bonasso, ahora los Solá y los Reutemann, antes los Cobos. Los escapistas han intuido hace tiempo que la nave de la economía se le va de las manos al matrimonio oficial, y de a uno en fondo se van plegando a las presiones de los sojeros y grandes capitales de la banca y de la industria, que reclaman un giro económico y la firma de un acuerdo con el FMI. De este modo esperan respaldar una mega devaluación que les devuelva el ‘dólar alto' que los hizo tan felices bajo los K.
La renuncia de Reutemann al bloque oficialista en el Senado deja a los K sin presencia electoral (ni siquiera ficticia) en Santa Fe, cuando ya no la tienen tampoco en la Capital. Ahora habrá que esperar un poco para que el cordobés Schiaretti arranque para el mismo lado, para que el kirchnerismo pierda cualquier ficción de presencia política en Córdoba. La pretensión de ‘Néstor' de meter candidatos a diputados en esas provincias se ha esfumado; habrá que esperar un poco más para que el tsunami golpee a las provincias del NOA, aunque ya todo indica que perderá en Catamarca dentro de pocas semanas.
El gobierno ha tratado de reglamentar la economía para evitar una muerte súbita. Lo ha intentado, principalmente, con la estatización de las AFJP y el envío de inspectores al mercado de cambio. Pero estas medidas son insuficientes para detener el alud de la bancarrota capitalista mundial, y han sido usadas para el rescate del capital, no para proteger el desarrollo de las fuerzas productivas. Los recursos del país se van al pago de la deuda externa, a financiar a los bancos, a dilapidar el dinero de la Anses, a financiar el acaparamiento de ocho millones de toneladas de soja o los subsidios a corrales de engorde y frigoríficos, o a empresas de peajes y servicios, y a la corruptela y a la fuga de capitales. En medio de una crisis que el propio Obama definió como catastrófica, los Kirchner no han nacionalizado el comercio exterior ni los bancos, ni prohibieron sacar divisas. Han cortado por lo más delgado, apoyando suspensiones y despidos y la reducción de la jornada laboral y los salarios. Todo esto profundiza la recesión económica.
En estas condiciones, los sojeros y sus chirolitas políticos han adelantado un nuevo plan de ‘protestas' que, aunque lo niegan, debería terminar de nuevo en cortes de ruta. La iniciativa contra los K la sigue teniendo un sector del capital, no los trabajadores. En un determinado momento, la prensa se hizo eco de una supuesta intención del ‘campo' de no llegar a los extremos, alegando un temor ante la opinión pública por la crisis. Parecían insinuar que el derrumbe económico oficiaría de mediador para apaciguar un enfrentamiento y dejar libre de obstáculos el camino hacia las elecciones de octubre. Pero los movimientos en el banco o mercado de pases de los políticos podría sugerir que el lugar de los ‘enfrentamientos' podría ser ocupado por un golpe parlamentario o palaciego. Llevar a los K al FMI podría certificar su defunción política.
Nada indica, sin embargo, que no se vaya a un nuevo ‘sojazo' - algo así como a un Argentinazo de los sojeros (lo cual haría las delicias del PCR). El derrumbe mundial impactará con fuerza en las próximas semanas, lo que podría provocar una nueva ronda de especulación contra el peso, para lo cual es necesario un empalme con el ‘lock-out' de la patronal del campo, como ocurrió el año pasado.
El pasaje del kirchnerismo por la política argentina no ha dejado nada, ni siquiera un desprendimiento de izquierda. Luego de la crisis agraria del año pasado, la iniciativa no ha vuelto aún a la oposición patronal, pero es esta oposición la que tiene la iniciativa frente al gobierno, no la clase obrera, donde aún impera la confusión y donde la burocracia sindical conserva un margen relativo para frenar; porque cuando no se trata de un ‘gordo', opera un moyanista, y donde éste no tiene chances lo suplanta un yaskista, que puede ser reemplazado a corto plazo por un degenarista. En lo que hace a la izquierda, la bancarrota mundial no la ha homogenizado sino que ha acentuado sus divergencias de perspectivas y de tácticas. Salvo por excepción, nunca ha ocurrido de otro modo, históricamente. Las crisis acentúan las tendencias precedentes.
No es la hora para prepararse a una confrontación electoral a ocho meses vista, sino para levantar sobre la crisis una oposición de lucha y política de la clase obrera. La oposición de derecha podrá gozar de un momento fugaz de gloria, lo que no es para nada seguro debido a su enorme fragmentación, pero en todo caso sólo podrá agravar la crisis, porque de la mano del FMI no se puede esperar otra cosa. La perspectiva de conjunto favorece, como nunca antes en la historia, una lucha victoriosa para la causa del gobierno de los trabajadores y del socialismo.
Jorge Altamira
sábado, 14 de febrero de 2009
Tartagal arrasada: Un desastre anunciado
La catástrofe en Tartagal supera a todas las anteriores. No podía ser de otro modo porque la depredación ambiental ha producido efectos acumulativos que, sumados, provocaron este alud. La zona ostenta el record mundial de hectáreas desmontadas en los últimos años, en donde las picadas y la actividad sísmica de las petroleras hacen estragos en las laderas de los cerros, donde la deforestación legal e ilegal se realiza con la complicidad del poder político. Esta es la zona en donde los que gobiernan dicen que la catástrofe es un "fenómeno natural".
Las obras públicas que se realizan, de apuro y siempre después de los desastres, han sido apenas una excusa para negociados ya que se ha probado que fueron absolutamente inútiles para evitarlas. Así pasó con las obras en la Quebrada de Galarza, en donde año tras año se invirtieron millones en obras que rigurosamente fueron destruidas por el agua al verano siguiente. Esta es la suerte de la canalización del río Tartagal, con 40 millones invertidos.
Los funcionarios se embarran un poco los zapatos para tratar de eludir sus responsabilidades mientras formulan declaraciones para auto exculparse.
El vicegobernador Zottos ha dicho que él ya sabía que esto iba a ocurrir, como si fuera un miembro de la oposición...
El intendente Leavy se pregunta: "¿No habremos hecho algo mal que Dios se enoja con los tartagalenses?". Por poco no plantea que se debería exorcizar la ciudad con todos sus habitantes.
El gobernador Urtubey dice que el plan de obras necesario excede las posibilidades de la provincia. Sin embargo no ha presentado ni siquiera un plan integral que resuelva el problema en las cuencas altas de los ríos de la zona. Por supuesto no se ha planteado que se aplique una contribución extraordinaria de las compañías petroleras, que ya llevan un siglo extrayendo las riquezas del departamento sin dejar casi nada, para constituir el fondo necesario para financiar las obras.
Es decir que no tiene un plan... ni busca financiamiento.
Atender la emergencia y dar una salida de fondo
El Partido Obrero convoca a toda la población a extender la solidaridad para con los afectados.
En segundo lugar, reclama que el control de la asistencia esté en manos de asambleas de vecinos para evitar las arbitrariedades y el manejo político.
En tercer lugar, impulsamos la convocatoria a una asamblea popular para establecer un plan de reconstrucción que garantice la construcción de viviendas y la infraestructura, financiado por una tasa extraordinaria a las petroleras.
La única solución de fondo es establecer la nacionalización de los recursos del suelo y del subsuelo para poder realizar una planificación sustentable de la producción, industrializarla en la zona y dar salida de este modo a la desocupación masiva, la otra catástrofe social que asola al pueblo del norte de la provincia.
La solución para prevenir nuevas tragedias vendrá de la mano de los vecinos de Tartagal, no de los cómplices de los depredadores del medio ambiente: los sojeros, las compañías petroleras y madereras.
José "Pepe" Barraza, Comité Tartagal; Pablo López, Comité Provincial (10/2)
DEFENDAMOS EL DERECHO AL TRABAJO Y AL PAN
Pero él sabe que los patrones siguen despidiendo.
Según estimaciones privadas, la desocupación ha crecido un 30 por ciento entre los trabajadores que se encuentran en negro o bajo contrato precario.
También hay despidos en la gran industria, aunque aquí todavía predominan las suspensiones y la reducción de la jornada de trabajo y de los salarios.
En Siderar, el horario laboral se ha reducido a la mitad (dos semanas al mes) y en dos terceras partes si se tienen en cuenta las horas extras.
Como consecuencia de esto, un trabajador de la gran industria pasará a ganar por debajo de la línea de pobreza.
La asistencia a los comedores comunitarios o barriales ha aumentado considerablemente: más niños no tienen para comer.
Una parte de la clase media asalariada ha ido a parar a las villas y a los comedores como consecuencia de la falta de trabajo y de la carestía de los alquileres.
Pero Kirchner sigue asegurando que Argentina "está bien parada".
Puras mentiras: Techint introdujo una cláusula de condicionalidad en el acuerdo en Siderar, que la exime de los compromisos que ha firmado si el mercado del acero sigue cayendo.
A pesar de la grave situación de los trabajadores, la burocracia de la UOM se ha declarado ‘tranquila' con los acuerdos de reducción del trabajo y de los salarios, y Moyano festeja al gobierno junto al rey de España, de Telefónica, de Repsol y de Aerolíneas.
En realidad, al aceptar las rebajas salariales en la gran industria, la burocracia ha renunciado a las paritarias que comienzan en marzo.
En medio de la crisis ha elegido posar de florero.
Por todo esto, en lugar de ver a los trabajadores copando las calles para que la crisis la paguen los capitalistas, vemos a los sojeros y a sus políticos reclamando que se deroguen las retenciones a las exportaciones agrarias.
Es el mundo al revés: en lugar de pelear contra el recontra-super-tarifazo, Moyano fue a lucir corbata con Edesur, Natural Gas y Telefónica en Madrid.
Seamos concientes de lo siguiente: el FMI acaba de pronosticar 50 millones de despidos en 2009 a nivel mundial; tres millones en América Latina -o sea, cerca de un millón en Argentina (pero, como sabemos, los pronósticos, últimamente, se quedan cortos).
Las suspensiones y los despidos no son solamente malos: ¡no son una salida! ¡agravan la espiral descendente de la crisis!
Pero los Kirchner no lo ven así, y menos aún los políticos sojeros: con canjes de deuda externa e interna están allanando el camino para un acuerdo con el FMI.
La política del FMI es congelar sueldos y salarios, para que el capital se reconstituya de la crisis mediante la "reducción de los costos".
Pero esto también es no solamente malo; simplemente no sirve porque el FMI se ha quedado sin plata para socorrer a nadie. Se ha gastado los cartuchos en el ‘salvataje' de Europa oriental, mientras la lista de los ‘accidentados' crece con furia.
O sea: nada por aquí, nada por allá.
¿Por dónde está entonces la salida?
Por mantener las fuentes de trabajo y los salarios; elevar los subsidios a los sin trabajo, con un mínimo de 500 pesos; y encuadrar a la industria en un plan de producción, bajo control obrero, que satisfaga los objetivos de un plan de reactivación y desarrollo, incluso mediante la nacionalización sin compensación.
Para financiar este plan y para asegurarnos que los capitalistas no continúen retirando dinero del país es necesario nacionalizar los bancos y los monopolios del comercio exterior.
En estas condiciones, debemos reclamarles a los sindicatos a que no vengan con propuestas de acuerdos truchos, contrarios a los intereses más elementales de los trabajadores, sino que convoquen a asambleas y plenarios de delegados con mandato, para ir a un plan de lucha por estos objetivos.
Hagamos conciente esto: la crisis capitalista es enorme e imparable.
Nosotros no debemos pagarla.
Entonces, manos a la obra.
domingo, 8 de febrero de 2009
KIRCHNER ESTA EN BABIA ¿O SE HACE EL GIL?
El martes pasado, Kirchner amenazó, como si fuera Presidente, que "no toquen ningún empleo".
Pero es lo que está ocurriendo todos los días.
En la industria automotriz, las suspensiones se convertirán en despidos a partir de marzo, incluso para los efectivos.
Es lo que ocurre en Paraná Metal, donde la rotación de 700 trabajadores con dotaciones promedio de 70 obreros, da un promedio de tres días de trabajo por operario.
En Siderar, Techint propone repartir las horas de trabajo con la correspondiente reducción de los salarios.
Si esa reducción del sueldo es, digamos, del 30 por ciento, ello equivale al desempleo de un tercio del personal.
Por otro lado, bajo la presión de los despidos, el gobierno K está insinuando que las paritarias dejen de lado la discusión salarial; es lo que el pingüino Peralta está tratando de imponer en Santa Cruz.
Los capitalistas, mientras tanto, ganan un dineral: el reciente canje de préstamos garantizados provocó una suba de los bonos del 25 por ciento en tres días.
Clarín dice que "en los despachos oficiales se discute un acuerdo con el FMI" (1/2).
Pero un acuerdo con el FMI significará el congelamiento de los salarios y un super-tarifazo, y como consecuencia más crisis y despidos.
¿"Que no toquen ningún empleo?" Las pelotas, vienen por más.
Carrió, Macri, Solá y Binner se han puesto de acuerdo para impulsar la mega devaluación del peso y el acuerdo con el FMI.
En lugar de ir a España con la Presidenta, para arreglar con Marsans y con Telefónica, Moyano hubiera debido quedarse en Argentina y convocar a un Congreso de delegados de la CGT.
Lo mismo deberían hacer Yasky y De Gennaro -de la CTA.
En ese congreso los trabajadores podríamos decidir vetar cualquier suspensión o despido, reclamar el reparto de las horas de trabajo al cien por cien del salario, y votar la ocupación de toda empresa que no acate estas resoluciones.
Podríamos ofrecer un plan contra la crisis capitalista que no vacíe la Anses (como está ocurriendo), ni financie con la plata de los jubilados a Minetti y a Cargill.
Un plan que nacionalice los bancos y el comercio exterior y que canalice el ahorro nacional hacia un plan de obras públicas e industrialización, bajo el control de los trabajadores, y de atención de la vivienda, la salud y la educación.
No nos dejemos atropellar.
Que las comisiones internas, los sindicatos y las centrales sindicales impulsen un plan de lucha para imponer en los hechos la completa prohibición de los despidos y de las suspensiones.