El viernes 23 de enero, vecinos y referentes de organizaciones sociales denunciaron que varios punteros de la villa tenían un "pacto de silencio" con el macrismo para dejar pasar las demoliciones. Mientras se llevaba a cabo la agitación, un grupo de matones, junto a esos punteros, agredieron a trompadas a los vecinos y le cortaron la cara a una de ellas. Esto provocó indignación generalizada y en pocos minutos se autoconvocó una asamblea de más de 200 personas.
El episodio ocurrió en una de las seis entradas que están custodiadas por la Policía Federal y personeros del macrismo, que impiden el ingreso de materiales de construcción a la villa. Cuando la compañera fue a hacer la denuncia correspondiente, no se la tomaron. En contraste, al agresor lo escoltó la Federal hasta la puerta de la comisaría donde él sí pudo registrar, no otra cosa, que la reacción de elemental autodefensa que ella y el resto de los vecinos tuvieron frente a esta actitud matonil.
Desde que la jueza Cecilia de Negre diera lugar al pedido del gobierno porteño de declarar a más de 600 viviendas en peligro de derrumbe, el barrio se encuentra militarizado y se ha formado una fuerza de choque que responde a Mauricio Macri. Aunque para Aníbal Fernández el plan de "urbanización" macrista esté salido de la "cabeza de un tonto", no duda en prestar la Policía Federal para montar una zona liberada que permita la agresión a los luchadores del barrio. Es que los K y los Pro comparten los mismos objetivos para todas las villas de la Capital: meter topadora y liberar los terrenos fiscales para los mega emprendimientos hoteleros y la especulación inmobiliaria.
Párrafo aparte merece la posición tomada por Aníbal Ibarra, legislador de Diálogo por Buenos Aires y ex jefe de gobierno porteño, quien declaró "(que) por un lado, y más allá de la medida de los materiales, lo cierto es que el objetivo es positivo" (Noticias Urbanas, 23/01). Este autodenominado "progre" cierra filas así con los lineamientos generales del reaccionario armado de Macri. No es de extrañar si se recuerda que la cúpula de la Corporación del Sur, nido de la patria contratista de la Capital Federal, está en manos de ex funcionarios ibarristas.
El gobierno nacional, el jefe de Gobierno porteño y todo el arco "progre" saben que para llevar adelante sus negociados, necesitan amedrentar y dividir a los vecinos y sus organizaciones. Por ello han dispuesto que esta red de punteros y matones se enfrente a quienes resisten el desalojo de un barrio, en el que muchos de sus habitantes viven hace más de 30 años. Los habitantes de la Villa 31 siguen en estado de deliberación permanente, la disposición a la lucha está intacta y crece fogoneada por la violencia del gobierno y sus punteros.
- No a la militarización de la Villa 31. Denunciamos el Pacto Kirchner-Ibarra-Macri para desalojar la Villa 31 y la 31 bis.
- Fuera los punteros de Macri y Kirchner de la Villa. Organicemos un cuerpo de delegados por manzana, independiente de los partidos patronales, que defienda los intereses de los trabajadores y vecinos del barrio.
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